La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) rechaza, una vez más, la estrategia de algunos partidos de utilizar a los periodistas como comparsas al convocarlos para escuchar las intervenciones de sus líderes sin que tengan posibilidad alguna de hacer preguntas.
Estas iniciativas hurtan a los periodistas el cumplimiento de su papel de garantes del derecho de información de los ciudadanos.
Los confinamientos de los periodistas suponen en realidad un confinamiento de la libertad de expresión y del derecho de información, pilares fundamentales de una democracia como la que disfrutamos en nuestro país.
Los partidos tienen todo el derecho a establecer la estrategia de comunicación que les parezca, pero se equivocan insistiendo en ningunear a los periodistas y en poner constantemente trabas a los derechos de libertad de expresión y de información.
El pasado día 3 de marzo, la Junta Directiva de la FAPE denunció el creciente acoso que están sufriendo los periodistas en el ejercicio de su profesión.
Entre estas trabas, la FAPE cita las querellas contra medios periodísticos, las ruedas de prensa sin derecho a preguntas, la reclusión de los periodistas en salas aisladas para evitar que las hagan, la asistencia a actos en los que su papel se limita a escuchar, los video comunicados y declaraciones en video blogs o en Twitter y demás enlaces de sonido y fotos con los que los políticos tratan de convertir la información en propaganda.
La FAPE recuerda que directores de decenas de medios firmaron el “Manifiesto contra las ruedas de prensa sin preguntas y otras anomalías informativas #sinpreguntasnocobertura”, de mayo de 2011, en el que se comprometían a dejar de cubrir ese tipo de convocatorias si los políticos insistían en practicarlas.
La iniciativa ha provocado que casi hayan desaparecido las convocatorias en formato “rueda de prensa” en las que no se permitía preguntar, pero los partidos han buscado otros atajos para hurtar su obligación de dar explicaciones a la opinión pública y responder a las preguntas de los informadores, como son la supresión de las propias conferencias de prensa y el recurso al silencio, como si éste fuera la panacea que borra de un plumazo los problemas.