La presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), Elsa González, ha pronunciado hoy en Huelva la conferencia inaugural del XXIII Congreso Iberoamericano de Mujeres Empresarias, la cual ha versado sobre ‘Lla marginación de la mujer en los órganos de dirección periodísticos’.
A continuación, se reproduce el discurso completo:
«El liderazgo de la mujer es escaso en el mundo de la comunicación. Se trata de un sector complejo y ahora especialmente acuciado por la crisis.
Los medios de comunicación ejercen el papel de contrapoder, tendente a fortalecer las libertades y la democracia, es decir, la justicia.
En 2010 se presentó en Cádiz el tercer informe europeo sobre la Plataforma de Acción de Beijing. Sus resultados son desalentadores en relación con los medios de comunicación.
El estudio no sólo rechaza cualquier logro significativo. Señala que los medios y la publicidad reflejan y ayudan a consolidar las desigualdades aún existentes entre los sexos. Revelan asimismo que las imágenes y el idioma se han vuelto más ordinarios en los últimos diez años.
Recuerdo que cuando aún estudiaba en la Universidad me plantearon en una ocasión si creía que el hecho de ser mujer limitaría mis aspiraciones profesionales. Fue un debate entre estudiantes que surgía en el ocaso de los años 70.
Claramente puedo evocar todavía mi respuesta negativa. En el horizonte que se me abría y el espacio social que me rodeaba no percibía ninguna discriminación para mi futuro profesional.
Ya en clase era superior el número de mujeres y en el ambiente se respiraban aires de libertad, no solamente en la universidad… en las prácticas que había realizado en algún medio de comunicación no había descubierto diferencias de trato con el género masculino. En muchas ocasiones he rememorado mentalmente aquella afirmación.
Muy pronto, en el ejercicio profesional me fui dando de bruces con cierta realidad que sólo se aprecia con la madurez y la experiencia.
Aparentemente reina la igualdad; las leyes y las formas… se respetan en general en nuestra profesión, pero en el puesto de mando casi nunca se sienta una mujer.
En España, en las facultades de Periodismo, algo más del 60% son mujeres. En los medios de comunicación, el 59% de los trabajadores son hombres. Este dato ya indica que el género masculino consigue ingresar más fácilmente en las redacciones, aunque no podemos olvidar que queda una generación periodística con mayoría masculina. Incluso con ese dato: de que más del 40% de los periodistas son mujeres, apenas un 20% accede a la dirección. Es decir, una mujer por cada 5 cargos directivos en los mmcc. Pero, en los consejos de administración es posible no hallar ninguna.
Les detallo la realidad en los Consejos de los grandes grupos de comunicación:
-En Unidad Editorial 1 mujer de 10 miembros
-PRISA: 1 mujer de 16 miembros
-Vocento: 1 mujer de 13 miembros.
-Tele 5 (Mediaset, en realidad): 1 mujer de 15 miembros
-Antena 3: 3 mujeres de 13 miembros.
-RTVE: 3 mujeres de 9 miembros.
Según recoge la Guía de la Comunicación que edita Presidencia de Gobierno:
GRANDES AGENCIAS
-De las grandes agencias, sólo Europa Press tiene un puesto femenino entre sus altos cargos: Rosario Martín G. de Cabiedes, como presidenta del Consejo. El director de la agencia es un hombre.
GRANDES DIARIOS:
-La Razón tiene en lo alto del escalafón a 2 adjuntas al director; ABC, 2 subdirectoras; El Mundo, una adjunta a la dirección; El País, una subdirectora de los 8 que hay; La Vanguardia, 1 subdirectora de 4; 20 Minutos, la directora editorial adjunta. Entre todos ellos no hay ninguna directora ni editora.
PRENSA LOCAL Y REGIONAL escasas excepciones:
Las flamantes directoras de Granada Hoy (Magdalena Trillo Domínguez) y de la Nueva España (Ángeles Rivero Velasco).
PERIÓDICOS ECONÓMICOS, DEPORTIVOS Y DIGITALES:
Solo Expansión tiene una mujer al frente como directora, una excepción a la regla. Los periódicos deportivos apenas tienen mujeres redactoras y menos entre sus directivos. Eso sí, la presidenta de la Asociación de la Prensa Deportiva es mujer, Carmen Izquierdo.
El panorama no mejora con los digitales: los puestos directivos están ocupados por varones.
En las revistas solo proliferan en las del corazón, cocina, decoración, familia. Aunque Hola, la de mayor tirada la dirige un varón.
En FAPE, de las 48 asociaciones federadas, 15 son mujeres. Y de las 15 asociaciones sectoriales, 7 están presididas por una mujer.
El panorama en el exterior no es mucho mejor: según los datos recogidos por la Fundación Internacional de Mujeres Periodistas, a través de un estudio en 522 medios de 59 países, las mujeres ocupan el 35% de los puestos de trabajo periodísticos, pero sólo el 27% de los cargos directivos.
Las cifras varían mucho de unos países a otros:
– En Finlandia y Suecia, las mujeres ocupan el 50% de los puestos de responsabilidad, porque se aplica la discriminación positiva.
– En Gran Bretaña o Francia, el sexo de los redactores es equitativo, pero sólo accede a la dirección el 25% de las mujeres.
– La cifra se reduce al 13% Asia y Oceanía.
– En el Norte de África y Oriente Medio, además los hombres ganan entre 3 y 5 veces más que las mujeres.
– En América latina, según este Informe Mundial de la Condición de la Mujer en los Medios, las diferencias son muy elevadas.
– En Chile sólo el 8,6% de las periodistas femeninas ocupan la dirección, pero en Venezuela -donde han sido silenciados, por cierto, muchos medios- se eleva al 43%.
– En Argentina, el 21% de los puestos directivos lo ocupan mujeres periodistas, pero en sueldos, los hombres duplican los de las mujeres. Y el 70% están contratadas a tiempo parcial. En España, la jornada parcial también tiene rostro femenino: el 87% de las personas con este contrato son mujeres.
¿Qué se deriva de estos datos?
Está claro. La información refleja el punto de vista masculino. Son ellos quienes la dirigen, en contenido y continente. Es decir, el fondo y la forma de la noticia.
Recuerdo una frase afortunada de la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet (ahora directora ejecutiva de ONU Mujeres), cuando una mujer llega a la política cambia la mujer, cuando muchas mujeres llegan a la política cambia la política.
En las empresas que tienen más de 3 mujeres en sus juntas directivas se ha demostrado que la productividad mejora en un 50%.
En los medios de comunicación, los hombres reflejan la realidad, su realidad en la política, la economía, en los deportes o la cultura.
Ocurre algo parecido en las tertulias periodísticas, a veces no figura ninguna mujer. Ellos deciden qué es noticia, qué lugar debe ocupar en la escaleta, en el guión, con qué extensión, cómo debe abordarse, con qué enfoque, y quien debe hacerlo.
La mujer es demandada para ofrecer buena imagen. Es decir, como presentadora de informativos, de programas; fundamentalmente joven. Casi con la función de decorar pantalla, más que transmitir profesión y credibilidad.
La presencia femenina en los medios como fuente de opinión o consulta a expertos también es minoritaria, salvo para determinados roles, la moda, cuidado de niños, ancianos o del hogar.
La crisis que atraviesa el periodismo está conduciendo al autoempleo y a potenciar el modelo emprendedor en el sector de la comunicación. Y en ese campo la mujer abrió brecha hace años, con capacidad de riesgo y aporte de imaginación.
Un 33% de las agencias de comunicación están lideradas por mujeres, según recoge el Anuario de la Comunicación editado por Dircom.
Curiosamente, las multinacionales instaladas en España tienen hombres a su cargo. El mayor porcentaje de presencia femenina lo encontramos en agencias nacionales. Destaca el elevado número de consultoras creadas y gestionadas por mujeres, algunas con especial proyección nacional e internacional.
Esto revela la importancia del autoempleo y el elevado aprovechamiento de las tecnologías por parte de la mujer. Y es importante, yo diría que primordial, porque hacia esa vía se dirige el futuro en este mundo de la comunicación.
Al observar todos estos datos, podemos detectar cierta frustración. La mujer trabajadora, posee un grado elevado de autoexigencia, en general, y en nuestro caso se suma la competencia del mundo mediático. A veces, esa primacía masculina hasta la disculpamos y la atribuimos a una falta de expectativas empresariales por formación, superación o capacidad de renuncia personal…
Y, no nos engañemos, la empresa se decanta mayoritariamente por el hombre como destinatario de sus puestos de confianza independientemente de factores exógenos.
Circunstancias personales, como embarazo, hijos o familia influyen en la mujer, en ocasiones, por la propia configuración física, más que en el hombre. Y eso es difícil que cambie, incluso yo diría que “viva la diferencia”.
Pero, la familia es patrimonio de la sociedad. Y es responsabilidad de la ciudadanía protegerla y, con justicia, preservar de esa carga exclusiva a la mujer.
La vigilancia en la educación de los hijos sufre importantes fugas, al tiempo que la atención a los padres, a los mayores se ha visto mermada hasta limites insospechados, después de habernos servido bien. Como dice la canción de Serrat.
Desde luego, nos hallamos ante una autentica metamorfosis social y cultural. Una nueva era. Y es preciso que poco a poco vayan encajando las estructuras, se ajusten los nuevos patrones.
La independencia económica de la mujer y una legislación mas equitativa han forjado un hogar mas justo, pero queda mucho aún, la mentalidad masculina sigue anclada en el pasado.
No comparto la idea de que sea necesario renunciar a la vida personal para “triunfar” en la vida profesional. Digo más… es, incluso, conveniente no renunciar a ella. Y esa debe ser, a mi juicio, la gran aportación femenina a una profesión como es la periodística, que requiere una entrega vocacional, pero no su anulación personal.
Y la conciliación es compatible con una vocacional y desarrollo profesional pleno. Está claro que siempre habrá renuncias en ambos terrenos. Pero, esas abdicaciones no tienen por qué ser patrimonio exclusivamente femenino. La sociedad se construye conjuntamente y logros y estoicismos deben ser compartidos.
El reto de futuro pasaría no tanto por romper moldes culturales, como por adaptar la sociedad, las claves del ejercicio profesional del periodismo a la sensibilidad femenina.
Seguramente la irracionalidad de los horarios, bastante generalizada en la profesión periodística, influye también en el acceso femenino a los órganos de dirección.
La mujer es la mas perjudicada por esas jornadas laborales maratonianas. El hombre no se ha implicado en el hogar en la medida en que nosotras lo hemos hecho en el mundo laboral. Y la mujer se muestra más reacia -yo diría que afortunadamente- a renunciar a su vida privada y familiar.
Adecuar el periodismo a la conciliación irá en beneficio de la sociedad. Pero vivimos tiempos duros. La crisis puede cambiar tendencias y quebrar moldes. Aunque de los momentos mas difíciles han nacido los grandes cambios de la humanidad.
Tras la primera Guerra Mundial, la mujer comenzó a trabajar fuera del domicilio familiar. Su papel en los hospitales generó el gran cambio. La Segunda Gran Guerra provocó el respaldo profesional definitivo para la mujer. Incluso el crack del 29 la empujó hacia el mundo laboral, por la necesidad perentoria de las familias.
De momento, nos hallamos ante un túnel de final incierto y es difícil pronosticar el efecto que provocará el liderazgo femenino en la profesión periodística.
La corresponsal de noticias de la BBC, Caroline Wyatt, reconoce la perspectiva diferente que las mujeres aportan a los reportajes, por ejemplo, sobre la guerra. Afirma que “se enfocarán menos las bombas y las balas y más el dominio talibán y su incidencia en las familias y su futuro”.
Muchas periodistas denuncian con valentía la trata, la mafia, el narcotráfico o la propia libertad de prensa. Destaco aquí a la mejicana Lidia Cacho, premiada por la FAPE, perseguida, y una de esas mujeres que elevan la imagen del periodismo y de la mujer en la profesión.
Recientemente, se alertó del peligro que corrían las mujeres, víctimas potenciales de violación, en algunas zonas árabes. La solución, a mi juicio, no es la retirada, sino el apoyo. Y eso es lo que reclaman las periodistas que se hallan en zonas de conflicto. Más seguridad, más respaldo para desarrollar su trabajo.
Los medios de comunicación poseen un elevado grado de responsabilidad por su influencia en la sociedad, especialmente en menores y jóvenes. La clase política, el Estado y, esencialmente, la sociedad debe ser consciente de ello. De ahí la importancia de un cambio estructural.
La Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE, que inicia su papel como órgano de arbitraje y autocontrol de empresas y periodistas, puede jugar un papel importante en el terreno de la igualdad.
La participación equitativa de la mujer en los órganos de dirección de los medios y el que las plataformas mediáticas ofrezcan una imagen femenina adecuada y digna forma parte de la ética imprescindible en esta Sociedad de la Información del siglo XXI.
Reconozco que si miramos hacia atrás, el paso que ha dado la mujer es enorme. Se han feminizado las redacciones. Se han roto barreras, pero debemos romper ese techo de cristal blindado que tenemos las mujeres para acceder a los cargos de responsabilidad.
Confío que pronto deje de ser noticia, por ejemplo, que una mujer dirija el ‘The New York Times’. La primera vez en sus 160 años de historia.
En España, ninguna mujer dirige alguna de las 8 principales cabeceras de la prensa escrita. Y tan solo 30 mujeres están al frente de alguno de los 210 diarios.
. El paso fundamental es detentar, en una medida justa, el poder de decisión.
. Son fundamentales políticas de conciliación y horarios racionales. Las empresas periodísticas mantienen una organización desfasada, no acorde con la tecnología actual.
. La Administración pública debería implicarse en la modernización del trabajo en las empresas periodísticas en la misma medida que en el desarrollo tecnológico.
. Es preciso fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer.
. Potenciar la visibilidad de la mujer como portavoces, expertas y líderes de opinión. (Un estudio del Consejo Audiovisual de Andalucía revela que el tiempo de palabra de los hombres triplica al de las mujeres).
. Atajar la desigualdad salarial
. Abundar en las iniciativas emprendedoras.
. Adecuar la mentalidad empresarial, ahora eminentemente masculina, a la sensibilidad femenina por sus competencias emocionales.
. Promover una educación de igualdad, desde la enseñanza infantil.
. Educar a las propias mujeres en materia de liderazgo, responsable.
Reconozco que atravesar el túnel de la crisis en la profesión periodística está provocando sudor y lágrimas en ambos sexos y, a mi juicio, se resentirá negativamente la dignidad de una profesión, con unos índices de paro tan elevados que hacen peligrar la calidad y, por lo tanto, la democracia.
Pero la mejor vacuna para cambiar las cosas es educar contra la discriminación».